Pablo Bustinduy

Prólogo a «Lugares Comunes»

In COLABORACIONES, POLÍTICA on julio 22, 2013 at 3:31 pm

«Lugares comunes. Trece voces sobre la crisis«

Prólogo por Pablo Bustinduy y Jorge Lago

Ilutración de cubierta de Ramón Rodríguez

Ilustración de cubierta de Ramón Rodríguez

“Con el tiempo, esta obra producirá seguramente una revolución del ánimo, y yo espero que los tiranos, los opresores, los fanáticos y los intolerantes no saldrán vencedores de la batalla”: con ese espíritu tan característicamente preñado de entusiasmo se refería Diderot en 1762 al potencial político del proyecto que le había tenido ocupado desde veinte años antes, y que poco tiempo después vería efectivamente cómo la cabeza del tirano rodaba por el cadalso de la Place de la Concorde. La Enciclopedia, esa “máquina de guerra de la Ilustración” como la ha descrito Daniel Roche, había anticipado en el pensamiento alguna de las batallas que se dieron pocos años después en las calles de París: en tiempos en los que el antiguo régimen estaba agotado, el proyecto del saber era en sí una empresa política, revolucionaria. Claro que la grandilocuencia y la fe casi providencial en la razón tienen hoy en día ese aura incontestable del exceso, y uno no puede evitar sonreír ante la cara de velocidad que ponían los ilustrados al subirse al tren del pensamiento, en su convencimiento de que bastaría acumular definiciones para culminar el sistema del saber y derivar de él una vida libre, justa, feliz, emancipada del dolor y la incertidumbre. Pero un hecho resulta al menos incontestable: hoy también vivimos los estertores de un régimen que se agota; hoy también se vuelve necesario pensar los conceptos fundamentales de una crisis que ha quebrado la espalda a la realidad, y figurar la política que la pueda combatir y superar. Ese es el propósito central de este libro colectivo: replicar, a una escala microscópica y descreída, ese mismo gesto (y algo, por qué no, de ese mismo optimismo productivo) de los ilustrados. Reunir, aun de forma quebrada, incompleta y parcial, muchas “voces” que permitan repolitizar el lenguaje y el pensamiento, abrir caminos e itinerarios para pensar la crisis presente y las posibilidades políticas de sus superación.

Por supuesto, somos conscientes de que la política se hace en las calles, en los movimientos, en la acción de muchos y de muchas, y no en los libros ni mucho menos en las editoriales. Hace tiempo que sabemos que los libros no marcan los caminos, que las teorías no guían ni dirigen las acciones según ese esquema vertical que cree que, en política, las ideas se traducen en hechos verticalmente y sin dejar restos. No pretendemos ocupar un espacio político que se define día a día y de forma colectiva. Pero sí creemos que el pensamiento, la escritura y, por qué no decirlo, los proyectos editoriales, tienen hoy en día una labor situada y fundamental: ahora que tanto se habla de la necesidad de convergencias, unidades, frentes, bloques y todo tipo de articulaciones políticas antagonistas o radicales, el mejor antídoto a las obsesiones fetichistas con el poder, la organización y los relatos trágicos que tantas veces suplantan la política es colaborar en la articulación de un conocimiento colectivo del presente.

Porque, ¿sabemos qué queremos decir cuando hablamos de deuda, de superación del trabajo asalariado, de Europa, de seguridad, financiarización de la economía o  paro? Es más, ¿sabemos en qué estamos de acuerdo y en qué no cuando nombramos algunos de estos conceptos y las políticas que se debería articular para transformarlos? ¿No estamos muchas veces atravesados por esa tendencia que nos lleva a dar por sentado que estamos todos a una, ahogando así diferencias que luego reaparecen, de imprevisto y con cierta impertinencia, arruinando las convergencias que dábamos por sentadas? ¿No se siente uno entonces traicionado, no por el otro o por la realidad misma, sino por esa proyección, esa alucinación del deseo que da por hecho algo que en realidad está enteramente por hacer? ¿Y no caemos por igual en ese vicio simétrico y tan propio del narcisismo y la impotencia política que consiste en subrayar diferencias sin quizá otro contenido, ni otra utilidad final, que la de permitirnos marcar una identidad frente a otros que, al final, se nos parecen demasiado?

Este libro no busca dar respuestas unitarias o definitivas a ninguna de las preguntas y los conceptos sobre los que trata. Apunta, más bien, a un hecho fundamental, y es que a la hora de hablar o pensar sobre la crisis y la política que la quiere combatir, estamos muy a menudo atravesados por un relato construido a partir del sentido y los lugares comunes que, como suele ser el caso, no son otros que los de los muchos centros del poder, artefactos ya constituidos que piensan por nosotros y que reproducimos sin tener conciencia del enorme peso que va adherido a las palabras. Por eso ‘Lugares comunes’ puede (¡debe!) tener otro significado: debe anunciar los puntos de cruce entre voces, trayectorias, discursos y relatos que buscan otra explicación del presente y de los futuros posibles, voces (y no “definiciones” ni “respuestas”) que habrán de encontrarse, de reunirse para reforzarse unas a otras, si es que se puede y se quiere estar a la altura del desafío presente. Creemos que las alternativas políticas al actual (des)orden social, económico, político y vital pasan porque seamos capaces de articular ese relato y relatos comunes, de encontrarnos en esos cruces, de construir a partir de nuestras propias fuerzas. Este libro parte de un gesto que ya se está produciendo, y que esperemos que se reproduzca mil veces y a todos los niveles: incitar a la proliferación de esos espacios y esos cruces, reunir en torno a un espacio dialéctico, político, democrático, a quienes luchan en la resistencia contra el antiguo régimen y por la constitución de una democracia real, emancipadora y popular.

Esto no significa, claro está, que esos relatos y lugares comunes estén exentos de conflictos, de contradicciones e impurezas (como, por todo lo demás, lo está la misma realidad que piensan, combaten y, ¡ay!, que a menudo se reproduce sin alterar). Tampoco significa, por supuesto, que este relato cruzado se pueda enunciar desde un único lugar (un libro, una institución, una sola voz), ni que su vocación sea la de proclamar el enésimo programa hecho desde ninguna parte. Este libro es, más bien, una invitación y un encuentro de trece voces que vienen de perspectivas intelectuales y trayectorias políticas diferentes, y que se cruzan no para fundirse o subsumirse en cualquier forma de unidad,  presuponiendo una coherencia u homogeneidad entre ellas, sino para ubicar de forma desprejuiciada las preguntas que siguen siendo fundamentales: qué ocurre, qué decir, cómo hacerlo y, claro, qué hacer.

Obviamente, no están ni todas las voces ni todos los conceptos, y ello, de entrada, porque las agendas y los tiempos dificultan siempre la tarea de reunir y sumar (y desde aquí agradecemos los esfuerzos en intentar sacar tiempo para este libro, a los autores y autoras que llegaron, y a los y las que no pudieron finalmente sumarse). Sin duda, toda presencia y toda ausencia en un proyecto de esta naturaleza tiene su propia palabra, y mentiríamos si no reconociéramos la fragilidad y la accidentalidad que es propia de un proceso así.

Nuestra prioridad, en todo caso, no fue reunir nombres ni siglas, sino voces de las que se pueda aprender, voces dispuestas a escuchar, voces que, emitidas desde lugares, experiencias y trayectorias distintos,  se puedan socializar, reapropiar, multiplicar y replicar. Nuestra única petición a todos los autores y autoras fue que huyeran tanto del tono académico como del panfletario; que investigaran sobre los conceptos desarmando los relatos establecidos, que los abrieran y plantearan con toda la crudeza y la probidad posible los problemas a los que se enfrenta una política democrática y rupturista para reapropiárselos. Queríamos, en la medida de lo posible, armar discursivamente otra “máquina de guerra” que pudiera aportar material, estrategia y problemas a las fuerzas de la resistencia actual. Ese es pues el último empeño; este libro aspira a ser un gesto, una intervención que, a su escala –sin duda modesta-, se sume a lo que está ocurriendo en plazas, movimientos y redes de todo tipo: empezar a hablar y nombrar de otra manera nuestro presente, resignificando colectivamente los relatos de la crisis para hacer nuestros la dirección y el sentido político de su salida.

Aquí puedes obtener más información sobre el libro.

Y aquí, leer los textos sobre «Deuda» (por Bibiana Medialdea) y «Régimen» (por Iñigo Errejón)

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